MARZO 25

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado

LA PALABRA DE DIOS

2 TIMOTEO 6:10-12

6 Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 

11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.

REFLEXIÓN

Pablo escribió a Timoteo dos cartas en  las que lo exhortaba a vivir para el Señor. Podemos suponer con certeza que después de la experiencia tan impactante que tuvo, cambió radicalmente su vida y pasó de perseguir a los cristianos a ser parte de ellos y a evangelizar con todo el ardor y denuedo de que era capaz.

Su mensaje está orientado a la decisión de seguir a Jesús por encima de todas las cosas de este mundo. Pasar a segundo plano las ideas personales, dejar de creer que se tiene la verdad absoluta sin importar si está o no de acuerdo con la palabra de Dios y sus mandamientos. Si no lo hacemos seremos presos de toda clase de contiendas, envidias, corrupción, avaricia  y todas aquellas cosas que no agradan a Dios. Y sobre todo, cuando ponemos al dinero por encima de todo caemos en una trampa que nos aleja del Señor.

Dice Pablo, en el verso 10 "Porque raíz de todos los males es el amor al dinero" y por ello nos motiva a buscar los frutos del Espíritu Santo como son: la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre y a pelear la buena batalla de la fe que nos asegura la vida eterna.

Amado Señor queremos darte muchas gracias por tu amor y misericordia. Gracias por mostrarnos el camino correcto para que tengamos paz, felicidad y vida eterna. Te pedimos por favor que nos mantengas en el hueco de tu mano, que no permitas que nos apartemos de ti por ningún motivo. Por favor ayúdanos a librar la buena batalla de la fe. Te adoramos Señor, amén.