MAYO 4
1 CORINTIOS 1:25-29
25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,
29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Ya hace un poco más de 2 años la ciencia se movía frenéticamente. Los científicos se concentraban en el descubrimiento de vacunas y medicamentos para controlar la pandemia que nos azotaba. Los políticos y gobernantes dictaban cada día una nueva ley buscando ganar terreno y publicaban decretos y resoluciones para tratar de ganar la batalla. Los encargados de la economía veían cómo caían las bolsas, las acciones se iban al suelo, la gente comenzaba a padecer hambre. Hoy, la amenaza de una guerra a nivel global se cierne sobre todos.
Sin embargo, desde la otra orilla, comenzaron a aparecer animales que se suponía estaban extinguidos, el aire se purificó, informaban que se cerró el hueco en la capa de ozono, al fin salimos a la calle, nos quitamos el tapabocas y nos miramos felices a los ojos.
La pregunta que se da naturalmente frente a todo esto que ocurrió es: ¿Nos necesita el mundo, los científicos pueden acabar con lo que ocurre? No, definitivamente, no. Ya las entidades mundiales con autoridad en el manejo de esta pandemia dicen que el virus vino a quedarse, para siempre. ¿Qué nos dejó la pandemia? ¿Qué nueva reflexión nos hemos hecho?
En fin, esa reflexión está encaminada a que pensemos que como dice la palabra: "Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Dios no necesita ayuda. Él es el dueño de todo lo que existe y a lo mejor lo que quiere de nosotros es humildad y que reconozcamos que no somos nada, que para nada nos sirve el poder o el dinero, que de la ciencia se burla, no porque no sirva sino porque sola no hace nada. Por ello, jactarse pasó de moda. No es válido declarar que creemos en nuestras capacidades, porque el Señor nos demuestra permenentemnete que para Él la sabiduría y la fortaleza no son nada.
Por eso, cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, no escogió a los eruditos, ni a los sacerdotes, ni a los poderosos. Él buscó pescadores para que lo acompañaran y aprendieran de su palabra. Él los iba a respaldar y lo ha hecho hasta nuestros días. Esos pescadores lograron que hoy, más de 2000 años después, el cristianismo sea la mas grande religión y que todos los días y muy seguramente a todas horas, se esté hablando de Él y haya personas orando y contando la buena nueva.
Amado Padre celestial queremos darte muchas gracias porque siendo débiles e imperfectos, pecadores y necios, nos miraste con tus ojos misericordiosos y nos tienes acá delante de Ti reconociendo tu poder y sabiduría y también nuestra necedad y debilidad. Sabemos Señor que solo a través de tu hijo el señor Jesús y en su nombre obtenemos todo de Ti. Perdona nuestros pecados y por favor protégenos, mantennos en el hueco de tu mano porque sabemos que ahí estamos a salvo. Te adoramos Señor, en el nombre de tu hijo Jesús, amén.