AGOSTO 28

Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo.

LA PALABRA DE DIOS

EFESIOS 6: 11- 17

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo.

12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,

15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios

1 TIMOTEO 6: 12

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.

REFLEXIÓN

Vivir la vida cristiana no es tan fácil como parece. De hecho, a partir de tener ese encuentro personal con el Señor e invitarlo a que more en nuestro corazón y que se apodere de nosotros, en contra de lo que podemos esperar, comienzan a ocurrir cosas que parecen contrarias a tener al Jesús como dueño de nuestra vida. Suponemos que todo sería color de rosa; total, el Poderoso está de nuestro lado; pasamos de muerte a vida y somos hijos de Dios y amigos de nuestro Señor Jesucristo. Nada más alejado de la realidad.

No me gusta expresar ideas negativas, ni terroristas, pero la verdad es que el Señor si sabe lo que ocurre a cada uno de nosotros frente a la decisión trascendental que tomamos y por ello nos dice en Efesios "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". En lo físico, en lo espiritual, en lo material nos sentimos acechados por enemigos, la salud se quebranta, en el trabajo nos persiguen, la vida familiar se trastorna. Esa es la lucha que pone en peligro nuestra fe.

Sin embargo, también en Efesios el Señor nos da las herramientas para librar la buena batalla de nuestra fe.  Nunca olvidaré una navidad en la que una hermana dirigió una pequeña obra de teatro en la que niños de la iglesia se apropiaron de las herramientas que nos da Dios para librar esa batalla. Ese momento hizo que jamás olvidara estos versos, que creo son clave en nuestras luchas interiores. Dios, nos da la armadura que requerimos: la coraza de la justicia, el cinturón de la verdad, el calzado del evangelio de la paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada que es la palabra.

Gracias amado Padre celestial, muchas gracias porque siempre estás con nosotros y en esos momentos de lucha interior sales a apoyarnos dándonos las herramientas que necesitamos. Te suplicamos en el nombre de tu hijo Jesús que nunca nos sueltes y ante nuestra impotencia y debilidad, seamos fuertes porque Tú eres nuestro dueño, nuestro Padre amoroso. Te adoramos, amén.