FILIPENSES 4:4-7
4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos!
5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.
6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Es muy fácil regocijarnos en el Señor cuando todo va bien. Cuando tenemos éxito en nuestro trabajo, cuando nuestra vida familiar y laboral son exitosas, cuando no tenemos enfermedades ni afugias económicas. Sin embargo a veces llegamos al desierto. Sentimos incluso desde antes de entrar en esa situación que ya las cosas no están tan bien y entonces comenzamos a olvidarnos de alegrarnos en Él y si las cosas empeoran y si llegan las enfermedades, las deudas, el trabajo se pone incierto, si tenemos problemas familiares, ahí si nos volvemos lastimeros y buscamos al Señor no para alegrarnos sino para quejarnos y reclamarle por su aparente falta de cuidado y protección.
Pero el Señor nos pide que siempre nos regocijemos en Él, que nos conozcan por nuestra actitud amable que refleje su amor. Porque debemos estar ciertos que aunque aparentemente las cosas no vayan bien, somos los hijos del Rey, estamos bajo la sombra de sus alas, y nada nos acontecerá. Por ello, lo que debemos hacer es regocijarnos en Él, adorarlo y darle gracias porque sabemos que aunque parezca que las circunstancias no estén a nuestro favor, por nada debemos afanarnos sino que debemos clamar por nuestras necesidades, con ruego y acción de gracias dice el Señor, con la certeza de que todas nuestras peticiones serán escuchadas y como dice en el verso 7: "La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús".
Amado Señor queremos ser testimonios vivos de tu amor. Queremos ser diferentes y que así nos vean, porque tenemos tu luz, porque vivimos para Ti, porque tenemos esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Aquí estamos con toda oración y ruego para regocijarnos en ti y darte gracias porque nos escuchas, protejes, sanas y prosperas. Gracias Señor porque sabemos que por nada tenemos que afanarnos, porque Tú nos escuchas y nos regalas las peticiones de nuestro corazón. Te adoramos Señor en el nombre de Jesús, amén.