LA PALABRA DE DIOS
DEUTERONOMIO 6: 4 - 9
4Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, uno es.
5Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
6Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes
.8Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;
9y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
SALMOS 29 . 1 - 2
1Tributad a Dios, oh hijos de los poderosos, dad a Dios la gloria y el poder.
2Dad al Señor la gloria debida a su nombre; adorad a Dios en la hermosura de la santidad.
¿Amamos al Señor con todo nuestro corazón, alma y fuerzas? Vale la pena hacernos esta pregunta, porque si meditamos en ello, veremos la profundidad e importancia de escuchar y poner en acción este mandato. ¿Nos acercamos a Él solo para adorarlo y reconocerlo como nuestro Señor? Creo que todos lo amamos de la manera que somos capaces de hacerlo. Él lo sabe y nos acepta como somos, de manera que el llamado es a recordar que nuesto Shema sea permanente. Démosle la gloria y el manejo total de nuestras vidas.
Nuestros hijos, son nuestro reflejo, de manera que el verso 7 nos impele a repetirlas permanentemente a nuestros hijos. Ellos, aprenden de nosotros y entienden su importancia. Es muy gratificante en estas festividades oirlos cuando en sus expresiones, Papito Dios está allí presente. Preguntan y esperan todo de Él y con seguridad son sus preferidos. De hecho, de ellos es el reino de los cielos.
Amado Padre celestial, te adoramos y te reconocemos como el dueño y señor de todo lo que existe. Nuestras vidas son tuyas y solo deseamos que no nos dejes alejar de ti. Sabemos de tu amor y aunque no seamos capaces de medirlo, sí lo sentimos. Gracias por ese inconomensurable amor. En el nombre de Jesús, amén.