JOB 8:5-7
5 Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso;
6 Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.
7 Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande.
Si buscamos a Dios todos los días. Si tú, si tú quieres, si tú quisieras, Si le rogamos a Él, A quien? al Todopoderoso, el que Todo lo puede (Él es Dios, pero cuando necesitamos ayuda se convierte en el Todopoderoso), Él puede sanarnos, Él puede libertarnos, Él puede prosperarnos, Él nos satisface.
Nuestra decisión entonces, debe ser buscarle a Él primero. Si fueres, si quisieras ser, ¿Cómo? Limpio y recto; y si decides serlo (buscándolo a Él todos los dias, porque es Él quién nos ayuda todos los días), lo lograremos, y también lograremos que se despierte por nosotros y nos prospere.
Debemos en primer término ser agradables a Dios, quien con su paciencia y tolerancia pasa por encima de nuestros pecados, de nuestras equivocadas percepciones y cumple en nosotros ese plan perfecto que tiene. Él, el Todopoderoso es tan delicado con sus hijos que nos permite tomar las decisiones que queramos y soporta nuestra impaciencia, nos da lecciones para que pensemos que en el momento justo obrará en nosotros de una manera que solo Él conoce.
Entonces, qué debemos hacer? Viene a mi memoria Mateo: 26.39, cuando el señor Jesús fue al monte de los Olivos y allí se postró sobre su rostro, orando y diciendo: "Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como Tú". Esa es una enseñanza de oro porque ante la dura prueba que Jesús sabía que iba a soportar, le suplicó a Dios que se la quitara. Sin embargo, seguidamente condicionó su petición a la voluntad de su Padre. Eso debemos hacer. Ante nuestra necesidad, ante nuestros anhelos, postrémonos ante Dios y después de suplicarle condicionemos nuestras apetencias a su voluntad. Solo así el plan perfecto se cumplirá.
Amado Padre celestial, queremos darte muchas gracias porque a través de tu hijo Jesús nos has enseñado cómo pedir para estar siempre sometidos a tu voluntad, agradable y perfecta. Danos paciencia para esperar confiados el cumplimiento de ese plan perfecto que tienes para nuestra vida. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.