JUNIO 30

Pacientemente esperé a Dios, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

Pacientemente esperé a Dios, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

LA PALABRA DE DIOS

SALMOS 40: 1 - 3

1 Pacientemente esperé a Dios, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.

3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, yconfiarán en el Señor.

REFLEXIÓN

Hemos estado reflexionando en el amor de Dios, en su naturaleza perfecta y en consecuencia en lo que hace en nuestras vidas. También nos hemos preguntado si en verdad nos oye, pero ya tenemos la respuesta que está en su palabra.

Ahora, sabiendo que somos sus hijos, que antes de que le pidamos ya sabe lo que requerimos, el paso siguiente es que pongamos en práctica lo que dice su palabra.  El Salmo 40 recrea completamente el resultado de nuestra espera a la respuesta del Señor: "Pacientemente esperé a Dios, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.  Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.  Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en el Señor".

No es necesario agregar nada. Todo está dicho. Solo nos queda pasar a la acción, porque ya sabemos que no importa lo profundamente que hayamos caido, lo grande que sea nuestro dolor, lo grave que sea nuestra enfermedad, Él está ahí para ponernos sobre la roca. El llamado es a alabarlo y adorarlo. por su amor y por lo que siempre hace en nuestras vidas.

Amado Padre no hay palabras para expresar lo que nuestro corazón siente al comprobar tu amor y protección. Eres misericordioso y tu bondad es para siempre. Te adoramos y suplicamos que no nos permitas olvidar que en ti podemos estar seguros y que podemos esperar tranquilos por la respuesta a nuestras peticiones. Oramos en el nombre de Jesús, amén