MATEO 5: 3
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
EFESIOS 2: 8 - 9
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
JUAN 15: 5
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Leyendo una prédica del doctor Charles Stanley, quien sirvió al Señor por más de 50 años y falleció recientemente, me dejó atrapada el tema del sermón del monte y específicamente el verso 3: "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". ¿Qué quiere decir pobres de espíritu? En el mundo se refiere a una persona apocada, temerosa y por ello, quise ahondar un poco en el término desde el punto de vista espiritual. Lo que encontré es que un pobre de espíritu es realmente, una persona que depende totalmente del Señor, que entiende que sola nada puede hacer, reconoce sus limitaciones y le da a Él toda la gloria.
Evidentemente, hay una contradicción entre lo que el mundo dice y promulga permanentemente. A la orden del día ofrecen innumerables cursos para mejorar la autoestima y ser autosuficientes. Nuestra vida como hijos de Dios debe desarrollarse con total dependencia, con el convenicimiento que sin Él nuestra vida cristiana no avanzará. Una ventaja al aceptar nuestra dependencia es que podemos recostarnos literalmente en sus brazos con la certeza de que no nos abandonará.
Recordemos que somos salvos por su gracia, no por nuestras obras, que como los pámpanos de la vid, debemos estar pegaditos de Él, porque si no es así, nada podemos hacer. Ese es el significado bíblico de la pobreza de espíritu que el señor Jesús expresó en el monte y en muchas ocasiones en las que nos insta a declararnos impotentes y absolutamente dependientes de Él.
Amado Padre celestial. Sabemos que es difícil entregar el gobierno de nuestras vidas, pero en este caso, entendemos que es una ventaja descansar en ti. Queremos Señor ser pobres de espíritu porque así no solo manejas adecuadamente nuestras vidas, sino que desde ya sabemos que somos parte de tu reino. Por favor Señor, ejercítanos en la humildad y dependencia para ser agradables a ti. Oramos en el nombre de Jesús, amén.