MAYO 26
1 SAMUEL 16:7
Y Dios respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Dios no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Él mira el corazón.
MARCOS 7:5-6
5 Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?
6 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí.
Cuando me alistaba para salir, frente al espejo reflexionaba en la diferencia entre permanecer en la casa y asomarme a donde otras personas. Normalmente mi rutina termina en baño, peinado y vestido, ropa de casa, cero maquillaje, en fin. Me siento bien sin acicalarme mas allá de lo necesario. Pero cuando voy a salir, me esmero en el proceso de maquillaje, vestido, peinado, aderezos, todo lo que me haga sentir bien y que agrade a los otros. Además, creo que para que me consideren una buena persona influye mi apariencia.
Pero la pregunta es: Y, para Dios qué tan importante es que te acicales? ¿Crees que la apariencia es importante también para el Señor? Al contrario del adagio que dice que no solo hay que ser sino también parecer, para el Señor las apariencias no son importantes. Para Él lo que cuenta es nuestro corazón y lo que contiene. Ya lo dice en 1 Samuel 16:7 "No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Dios no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Él mira el corazón". Debemos pararnos frente al espejo de nuestra vida, mirarnos y entender que nos mira a través de su hijo Jesús, y pedirle que limpie nuestros corazones para que le agrademos y nos considere sus hijos predilectos.
La religiosidad es una mala amiga porque nos distrae de nuestra meta. Si bien la alabanza y la adoración nos acercan a Dios y sensibilizan nuestro corazón, no podemos perder el foco, debemos entender que nuestra relación con Dios va mucho más allá y que esos hermosos cantos son la preparación a nuestra diaria comunión con el Señor. No podemos apegarnos a las tradiciones y tratar de parecer a los demás, los mejores, los mas piadosos, para que no tenga que decirnos como a los fariseos que menciona Marcos 7:6: "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí".
Amado Señor queremos darte muchas gracias por enseñarnos que para Ti lo importante es nuestro corazón. Entendemos que la apariencia no cuenta sino que nuestra relación contigo va mas allá de lo superficial. Nuestros vestidos, nuestra apariencia nuestro arreglo personal deben ser dirigidos a Ti y que todo lo que hagamos sea para tu honra y tu gloria, para que todo el mundo entienda que somos tuyos, y eso es lo que cuenta. Te damos gracias en el nombre de Jesús amén.