ISAÍAS 64 : 8
Ahora pues, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros
MATEO 5: 48
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
MATEO 9 - 10, 26
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
MATEO 7: 11
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
MARCOS 11: 25
Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.
LUCAS 6: 36
Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
JUAN 1: 12
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
EFESIOS 4: 6
Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
FILIPENSES 4: 20
Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Hace un poco más de una semana se celebró en nuestro país el día del padre. Todos sin excepción tenemos uno, conozcámoslo o no, padre y madre nos concibieron. ¿Qué cualidades tiene nuestro padre? Seguramente muchas, como también defectos porque como seres humanos estamos plagados de ellos.
Sin embargo, todos, sin excepción tenemos un Padre que como dice Isaías es quien realmente nos formó y obra de sus manos somos. Es maravilloso pensar en la complejidad del cuerpo humano, por referirnos únicamente a él. Pensar que de dos células se desarrolla una persona con infinidad de ellas que realizan funciones específicas, que permanentemente se renuevan y nos hacen lo que somos, con ojos, que se abren y cierran, que ven el color, que distinguen la oscuridad de la luz, que pueden determinar las formas, que son lubricados permanentemente, en fin. No soy médico, pero en mi ignorancia al respecto, puedo observar en un solo órgano que esa perfección y especificidad no pueden deberse al azar. Definitivamente, somos hechura suya.
Ahora bien, si queremos referirnos a las actitudes de un padre con sus hijos, no necesitamos pensar mucho. Mateo en el capítulo 6, nos recrea las indicaciones del Señor Jesús para dirigirnos a nuestro Padre y la muestra clara de su amor. Entre otros nos dice: "Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?". Es tan grande su amor que se manfiesta siempre en nuestras vidas.
Aunque por el pecado el hombre perdió la cercanía con nuestro Dios, así mismo por su amor, nos envió a su hijo para que por su muerte restauráramos la relación con Él. Por eso, como dice la palabra tenemos "Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos" y "Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos".
Amado Padre, aquí estamos hoy, para adorarte y darte gracias por tu inmenso amor. Solo queremos reconocer que somos tus hijos y por esa razón podemos vivir tranquilos mientras nos llevas a casa. Cuando miramos alrededor vemos las muestras de su cuidado y cuando miramos nuestras familias a quienes amamos, podemos suponer la inmensidad de tu amor. A nuestro Padre, digamos hoy unánimemente, GRACIAS POR SER NUESTRO PADRE, PAPITO DIOS.