SEPTIEMBRE 8 

Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

LA PALABRA DE DIOS

SANTIAGO 1:2-7

2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halleis en diversas pruebas,

3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seais perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.

RELEXIÓN

Cuando el Señor a través de Santiago nos motiva para tener esperanza en momentos de  pruebas, seguramente piensa en esas penas del alma que nos devastan y nos acabarían si nuestra fe en el Señor no nos soportara.

Uno de los mayores dolores es la pérdida de la madre y si no fuera porque  tenemos donde recostarnos y en su regazo llorar, no lo resistiríamos. Cuando eso pasa, su promesa de vida eterna es nuestro anzuelo. De allí nos agarramos con la certeza de que su penar en esta vida ya pasó y está disfrutando de la presencia de Dios.

Si, la fe se puede poner a prueba, pero más allá, si esa fe se mantiene, produce en nosotros paciencia y esperanza y lleva la relación con nuestro Señor a otro nivel. A la entrega total y al conocimiento de su majestad y amor infinito.

Seguramente, todos necesitamos que el Señor nos dé sabiduría para entender y aceptar las pruebas que enfrentamos, pero podemos estar seguros de que Dios nos la dará con gran medida, con una condición y es que la pidamos con fe, aceptando lo que somos, reconociendo que la majestad de Dios y su perfección se mueven a un nivel que nunca podremos alcanzar, porque somos humanos e imperfectos y no conocemos sus razonamientos. Recordemos que solo con el cumplimiento de esa condición, el Señor nos dará esa sabiduría que le pedimos .

Amado Padre celestial queremos darte muchas gracias porque siendo tú un Padre amoroso permites que tengamos pruebas que nos llevan a niveles cada vez mas altos. No pretendemos entenderlas ni conocer la causa de ellas. Queremos unicamente saber que mientras duren estamos en el hueco de tu mano. Te adoramos Señor en el nombre de Jesús, amén.