FEBRERO 17
MARCOS 5:35-36
35 Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?
36 Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.
En este pasaje estaba Jesús con sus discípulos y se le acercó un principal de la sinagoga llamado Jairo y le suplicaba que le ayudara porque su hija estaba agonizando. Jairo creía firmemente que Jesús podría sanarla, de modo que le pidió que pusiera sus manos sobre ella y así sanaría.
Jesús se encaminaba a su casa a ver a la niña, pero se le interpuso una mujer que necesitaba un milagro y Él aparentemente olvidó a Jairo y se concentró en ella. Cuando terminó, y ya iban a emprender nuevamente el camino, llegaron unas personas y le dijeron a Jairo que su hijita ya había muerto, de manera que no era necesario molestar al Señor.
Recuerdo que por lo menos en dos ocasiones el Señor pareció tardarse más de lo debido en responder las súplicas que le hacían. Cuando murió Lázaro, sus hermanas le dijeron que si hubiera estado allá su hermano no hubiera muerto. En este pasaje las personas de la casa, de alguna manera le dijeron que si hubiera ido inmediatamente no hubiera muerto la niña y me parece percibir un cierto aire de reproche, cuando le dijeron a Jairo "No moleste al Señor".
En las dos ocasiones el señor Jesús retoma su tarea, resucita a Lázaro y va a la casa de Jairo y hace el milagro. No importó que la niña estuviera muerta, no importó que los que estaban allí se mofaran de Él. Lo único que importaba era que estaba haciendo el milagro.
¿Qué ocurrió? El Señor le dijo a Jairo: "No temas, cree solamente". Y Jairo en su deseperación y dolor, creyó. Echó fuera el temor y corrió con Jesús a su casa, creyendo desesperadamente, pidiéndo a Dios fe, esperanzado, pero aterrado.
Esto es familiar. Sabemos que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados y nuestras enfermedades. El Salmo 91 declara "No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará". y 2 Pedro 2:24 dice: "quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados".
¿La condición? No temer y creer. Muchas veces es imposible no temer, pero es una oportunidad para caer a los pies de Jesús y pedirle como lo hizo la mujer enferma del flujo de sangre y como lo hizo Jairo, que obre en nuestras vidas y haga el milagro que necesitamos.
Amado Padre celestial te damos gracias porque como una expresión de tu amor nos enviaste a tu hijo Jesús para que pagara por nuestros pecados y para que en sus llagas fuésemos sanados. Te pedimos por favor que nos des la fuerza para sobreponermos al temor y para creer con toda la seguridad de que en tus manos estamos a salvo. Te adoramos Señor, amén.