SALMOS 62: 1, 5, 6, 7
1En Dios solamente está acallada mi alma; de Él viene mi salvación.
5 Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de Él es mi esperanza.
6 Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.
7 En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.
Con alguna frecuencia me pregunto, en qué ocasiones siento la mayor tranquilidad y paz y debo decir como David que sólamente en Dios se siente absoluta paz. Cuando nos enfrentamos a situaciones que nos generan estrés o después de un día muy pesado, ahí en nuestro lugar secreto con la confianza que nos da el estar con nuestro amigo, con nuestro Señor, podemos derramar nuestro corazón y con total trasparencia contarle no solo los hechos, sino los sentimientos que nos generan, con la certeza absoluta de que no solo nos esucha sino que se conduele con nosotros. Por algo su amor es eterno e inconmensurable.
Como buen amigo, el Señor se pone de nuestro lado y nos llena de esa paz que solo Él sabe dar, esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Ahí estamos en lugar seguro porque su amor es nuestra roca, nuestro refugio y nuestra paz. Por ello, después de cada encuentro con Jesús, salimos renovados y con el camino a seguir, claro.
Lo más sencillo es quejarnos y llorar ante el Señor, pero debemos tener presente que en esos otros momentos, los de triunfo y alegría también debemos ir a nuestro lugar secreto a reir y a contarle a nuestro Señor de nuestra felicidad, con la seguridad de que se alegra con nosotros y nos acompaña en nuestra celebración. Así que recordemos lo importante que es estar siempre al lado del Señor, nuestro amigo y que no hay ningúno como Él.
Amado Señor te damos muchas gracias por tu palabra que ratifica tu amor hacia nosotros. Gracias porque solo Tú nos das esa paz que sobrepasa todo entendimiento; gracias porque en ti encontramos nuestro refugio y eres la roca en la que nos sustentamos. Sabemos que sólo en tí debemos vivir, confiados en que Tú nos amas. Amén