JUAN 1:6-18
6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.
7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.
16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.
17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Qué majestuoso se siente este pasaje de Juan. Cuando se refiere a la creación del universo, hace clara alusión a la grandeza del Padre y al amor a su unigénito hijo, por quien, como dice el verso 3, "Todas las cosas fueron hechas". Es el amor como causa de todo lo que existe, por lo que podemos vivir a través de su hijo Jesús.
Porque el amor es la palabra más importante, porque por amor fue hecho todo, por amor nuestro Padre Dios nos dio a su hijo para que pudiéramos ser hechos hijos suyos y por amor nos acepta como somos. Todo aquel que lo conoce no puede dejar de amarlo y adorarlo.
Retomando la idea central, el Padre decidió en un acto de amor enviar a su hijo y decidió que naciera de una mujer. Mañana 25 de diciembre se celebra su cumpleaños y el mundo entero se goza. No importa qué día del calendario nació. No, eso es secundario y lo trascendental es que haya nacido. No importa que muchos celebren haciendo árbol de navidad, intercambiando regalos, participando en fiestas. No importa porque lo central es que Jesús nació y nuestra vida a partir de ese momento cambió para siempre.
Se siente una atmósfera de amor, de reconciliación, de paz. Cantan en todo el mundo villancicos y se contiene a los niños en sus travesuras con la esperanza del regalo que traerá el niño Dios. Se reúnen las familias a rezar las novenas, a hacer las posadas, en fin. El mundo respira alegría porque llegó navidad. ¿Que hay muchas personas que ni siquiera conocen o aceptan a Jesús, que no creen en Dios? No importa, Él tiene un momento para cada uno de nosotros y su amor supera todo. No tenemos autoridad de ninguna clase para decir lo que Dios piensa o quiere y por supuesto no la tenemos para criticar o descalificar las acciones de otros. Él es sobre todo y sobrepasa con creces nuestro limitado entendimiento y como tal sus actuaciones y juicios le competen solo a Él.
Por eso, celebremos las fiestas con alegría, gocémonos de este tiempo en que el amor florece y hagamos parte del espíritu de la navidad. Nosotros que conocemos y recordamos que estamos celebrando el cumpleaños de señor Jesús, ratifiquémosle nuestro amor y seamos testimonio agradable para que los que no lo conocen o no lo aceptan se preparen aunque sea inconscientemente para el momento en que el amor de Dios los toque y tengan un encuentro personal con Él.
Amado Dios, este es el mejor regalo de todos los que pueden existir. Desde nuestras capacidades limitadas queremos darte gracias y manifestarte que estamos felices celebrando el nacimiento de tu hijo Jesús. Gracias porque eres amor y nos enseñaste que el primer mandamiento era amarte sobre todas las cosas, con nuestro corazón, nuestra alma y nuestras fuerzas y por extensión, a todo el mundo. Por favor Señor mantennos en tu amor para que entendamos que todo lo que nos ocurre termina siendo parte del plan perfecto que tienes para nosotros. Un plan enmarcado en ese amor perfecto.
¡Feliz navidad!