JULIO 14

Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto

Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto

LA PALABRA DE DIOS

1 SAMUEL 15:2-23

2 Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.

3 Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.

4 Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá.

5 Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle.

6 Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec.

7 Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto.

8 Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada.

9 Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.

10 Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo:

11 Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche.

12 Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal.

13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.

14 Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos?

15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.

16 Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di.

17 Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?

18 Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes.

19 ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?

20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.

21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal.

22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.

23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey. 

REFLEXIÓN

Samuel ungió a Saúl como rey de Israel, porque el Señor lo había ordenado así. Tiempo después, Dios ordenó a Samuel volver donde Saúl a trasmitirle la orden de atacar a los Amalecitas porque se habían opuesto al pueblo de Israel en su salida de Egipto.

La orden era muy clara: Matar a todo el pueblo de Amalec sin dejar absolutamente nada. Saúl revisó sus tropas para estar preparado para la batalla y preparó emboscada.

Por supuesto vencieron y mataron a muchos pero no a todos. Tomaron preso a Agag rey de los amalecitas y preservaron el ganado mejor, el más gordo y lo trajeron como botín.

Dios estaba atento al cumplimiento de sus órdenes y frente a la desobediencia de Saúl, nuevamente habló con Samuel para que fuera donde Saúl y le comunicara las malas noticias de lo que habría de venir por causa de su desobediencia.

Aunque Samuel se puso muy triste y oró mucho, la orden estaba dada, así que a la mañana siguiente madrugó a dar la malas nuevas a Saúl a quien encontró muy contento porque según él había cumplido la orden del Señor. 

Samuel estaba muy enfadado con Saúl porque no solamente había desobedecido sino que además ni siquera lo había notado. El Señor le había ordenado acabar con absolutamente todo lo de ese pueblo y Saúl había perdonado la vida de Agag el rey de los amalecitas y además de todo el ganado ovino y bobino gordo y en buenas condiciones. Cuando Samuel le reclamó, Saúl quedó atónito. Si el pueblo dejó todo esto fue para "sacrificarlas a tu Dios", le respondió. 

En este punto la pregunta que surge es ¿por qué dice Saúl "sacrificarlas a tu Dios"? ¿Acaso no es también el Dios de Saúl?  ¿Será que en nuestra vida, hablamos de nuestro Dios o el Dios de otros a conveniencia?

Samuel entonces le entrega a Saúl el mensaje que le manda el Señor y le refiere con detalle lo que le había ordenado y cómo le desobedeció. Sin embargo, Saúl se obstina en su opinión de las cosas. Dice "Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas". Evidentemente esa no fue la orden del Señor y Saúl no solo había desobedecido sino que se sostenía  en que fue más alla de la orden porque destruyó el pueblo pero dejó lo mejor y nuevamente le dice " para sacrificarlas a tu Dios".

Esa fue la disculpa de Saúl quien además trasladó la culpa al pueblo. Desobediencia, obstinación y trasmisión de la responsabilidad al pueblo. Samuel le increpa preguntándole su opinión acerca de lo que la agrada al Señor.

En el versículo 22  está la respuesta: "Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención  mejor que la grosura de los carneros". El Señor nos exige obediencia. Obediencia sin disculpas, sin nuestra propia opinión, sin adornos ni arandelas; sin razonamientos. Para Él la desobediencia es rebelíon, la obstinación idolatría. Por todo eso, el Señor tomó la decisión de desecharlo y quitarlo como rey de Israel.

La conclusión de este pasaje de Samuel es el conocimiento y la necesidad de aceptar que Dios es nuestro Señor, que le debemos obediencia sin límites, sin disculpas, sin razonamiento, porque Él nos ama y nos protege, con Él no tenemos porqué temer y frente a las incertidumbres, como niños que creen ciegamente en sus padres, nosotros debemos dar ese paso al vacío para obedecer y cumplir su palabra con un  acto de fe.

Amado Padre, queremos darte muchas gracias por esta lectura de tu palabra. Gracias porque nos has enseñado la necesidad de obedecerte tal como nos lo ordenas, sin agregar nada de nuestra propia cosecha. Aunque nos parezca que podemos aportar a la orden, permítenos eliminar de nuestra mente, esas ideas de mejorar lo que ordenas, porque sabemos que por encima de ti no hay nada que lo supere. Te adoramos, Señor y oramos en el nombre de Jesús, amén.