NOVIEMBRE 16
MATEO 14:28-31
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame!
31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
¿Somos incoherentes o en realidad no tenemos fe?
Cuando nos abandonamos al Señor supuestamente lo hacemos como niños, creyendo firmemente que estamos en las manos del Señor de todo lo que existe. El dueño de las tempestades, el que acalla a la mar y al viento. Sin embargo, en medio de las tribulaciones, cuando parece que todo está perdido y vemos venir al Señor caminando sobre las aguas, mostrándonos su cuidado y protección, dudamos y como Pedro le pedimos que nos lleve a Él que perecemos. La pregunta es: ¿Estamos dispuestos a caminar sobre el mar revuelto y con el viento de frente y a nuestra espalda, con la certeza de que está allí y no permitirá que nada nos ocurra?
Es difícil esperar en Él y tener la certeza de que siempre obrará a nuestro favor. Tenemos que movermos en el plano espiritual en el que no hacemos razonamiento alguno, sino que confiamos ciegamente en su amor y cuidado. Como a Pedro, el Señor no nos dejará, pero lo ideal sería que no tuviera que sacarnos del agua, sino que logremos esperar en paz y sin dudas orando hasta que su misericordia se manifieste.
Pidámosle al Señor que nos regale esa medida de fe que requerimos para ser como niños y creamos ciegamente en Él. Descarguemos nuestras angustias, ansiedades, enfermedades, pero también nuestros deseos, proyectos, ilusiones, necesidades, con la firme convicción de que como dice su palabra en Juan 14: 13: "Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo".
Amado Padre celestial qué reconfortante es pensar en tu amor. El único y verdadero amor, paciente, tardo para la ira, misericordioso. Por eso Señor nos atrevemos a postrarnos ante Ti con toda nuestra problemática, no porque seas nuestro empleado, sino porque eres nuestro Padre y como tal es a Tí a quien acudimos, porque estamos seguros de tu amor. Por favor Señor, Tú que conoces nuestro corazón ten piedad de nosotros y obra conforme a ese plan perfecto que tienes para cada uno de nosotros en cada aspecto en que lo necesitemos. Tómanos con tu mano y llévanos a esos pastos delicados donde podremos descansar y estar seguros. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.