MAYO 15
MATEO 18:21-22
21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
En nuestras relaciones es inevitable que nos ofendan; es imposible que aquellos a quienes amamos hagan o dejen de hacer cosas que nos hieren, al punto que en ocasiones pensamos que nos es imposible perdonarlos. Recuerdo una vez en que tuve un terrible disgusto con mi esposo, al punto de que la única salida era la separación. Busqué consejo y no me satisfizo la respuesta que me dieron y aunque me debatía con respecto a lo que debía hacer, precisamente por aquello que dice Mateo 18, que debemos perdonar setenta veces siete, no lograba tomar una decisión.
¿Qué esperaba? No lo se. Quizás temía enfrentar a mi esposo y en el fondo de mi corazón no quería que nuestro matrimonio se terminara. Finalmente, lo confronté, quedaron las cosas claras y nuestra relación estaba acabada. Aunque mis hijos manifestaron su respaldo, no me era suficiente. Comenzamos el papeleo para la separación y cuando se llegó a la fecha de ir a la notaría a firmar, mi esposo me citó a un lugar y me entregó una carta en la que me pedía perdón y me manifestaba que no quería irse de la casa.
Me sentí aliviada y después de ponerle condiciones, acepté que continuáramos nuestra maltratada relación. La pregunta es: ¿Lo había perdonado? No. No en el 100%. Resacirse después de una situación como la que describo es muy difícil. Allí está la desconfianza detrás de la puerta lista para salir a atacar. El resentimiento y la inseguridad campean en el corazón y debe pasar mucho tiempo de reflexión, de oración y de lágrimas para lograr la paz.
La única manera de lograrla, de liberar nuestro corazón es perdonar al 100%. Recuerdo que una familiar me preguntaba si me corría sangre por las venas porque no entendía la actitud que asumí. Ha pasado mucho tiempo y después de pensar mucho en eso, debo reconocer que él también tiene muchas cosas qué perdonarme, de manera que en cierta forma estamos a mano. La paz ha llegado y me siento liberada porque el Señor me concedió el valor de perdonar al 100%.
No me concedo créditos. Si ha ocurrido es por la misericordia de Dios y el testimonio solo busca que entendamos que aunque sea muy difícil, podemos lograrlo de su mano y recordando como dice Mateo 6:12, si perdonamos a los que nos ofenden, podemos acercarnos al Señor y suplicar su perdón.
Amado Padre celestial solo porque estamos en el hueco de tu mano somos capaces de vivir en paz y felices. Entendemos que debemos perdonar al 100% y no mirar únicamente lo que nos hacen sino también valorar nuestras actitudes hacia los demás para entender que tenemos muchas cosas que necesitan ser perdonadas. Por favor Señor enséñanos a perdonar y perdónanos nuestros pecados. Te adoramos Señor en el nombre de tu hijo Jesús, amén.