SEPTIEMBRE 24
1 CORINTIOS 1: 18 - 20
18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos.
20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?
ISAÍAS 29: 14
He aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.
La ciencia avanza a pasos agigantados. Los científicos del mundo a una velocidad increible descubren, inventan, ganan premios nóbel de ciencias y nos hacen creer que todo está resuelto, que somos los dueños de la vida. La longevidad es común hoy día. Ancianos de más de cien años no son ya una rareza. Todos los días oímos acerca de ellos y lo bien que están. Al profundizar en el conocimiento de la vida, muchos científicos piensan que no necesitan creer sino en ellos mismos, olvidando de dónde salió la materia prima, o como decía una querida amiga, "quién hizo la primera tierrita". Frente a eso, Dios, el dueño de todo, en su palabra dice "Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?"
Esta pandemia que vivimos es una prueba fehaciente de que están muy alejados de la realidad porque no han tenido en cuenta quién es el creador de todo lo que existe, el dueño de todo y que pone en jaque a la ciencia. Frente al clima, tiene locos a los que lo predicen. Inviernos terribles en época de verano, inundaciones, sequías, temperaturas nunca antes vistas, volcanes como el de Palma en España que emite lava y se lleva por delante cuánto existe. El poder de Dios manifestado en la naturaleza dejando impotentes a todos. ¿Qúe nos está queriendo decir el Señor?
Así como Dios ha usado su poder en muchas ocasiones para favorecer a su pueblo, como está escrito en el éxodo, cuando se apiadó de Israel, abriendo el mar rojo para que pasara sin mojarse siquiera y escapara de los egipcios que venían a acabarlo o como cuando oyó a Elías y produjo sequía y posteriormente lluvia ante su clamor, en otros momentos, como el que estamos viviendo, nos hace un llamado a la reflexión, a reconocerlo como nuestro creador, a adorarlo, a pedirle perdón por nuestros pecados y a declarar que somos suyos y que aceptamos su voluntad, porque sabemos que tiene un plan perfecto para cada uno. Es muy fácil. Depongamos nuestro ego, démosle el lugar que le corresponde y descansemos tranquilos en el hueco de su mano, porque solo ahí estaremos seguros.
Amado Padre celestial reconocemos tu poder y majestad, reconocemos que eres el dueño de todo declaramos que también eres el dueño y señor de nuestras vidas. Sabemos que eres amor y lo manifestaste al entregar a tu hijo Jesús para que pagara el precio de nuestros pecados. Por favor Padre no nos apartes de ti, porque sabemos que en un rinconcito al lado tuyo podemos vivir felices y protegidos. te adoramos Señor y oramos en el nombre de Jesús, amén.