En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.
SALMOS 62:7
En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.
La imagen de Dios como nuestra “roca fuerte y refugio” es un poderoso recordatorio de Su inquebrantable fidelidad. En tiempos de adversidad, cuando las olas de la vida golpean con fuerza, encontrar refugio en Él es nuestra mayor seguridad. Así como los antiguos guerreros se resguardaban en fortalezas construidas sobre roca firme, nosotros podemos confiar en que, en medio de la tormenta, Dios nos sostiene y nos protege. La historia de David es un claro ejemplo de esta verdad: perseguido y acosado por sus enemigos, halló en Dios no solo protección, sino también esperanza y fortaleza para seguir adelante.
Las dificultades de la vida muchas veces nos hacen buscar un lugar seguro, un refugio que nos brinde paz y descanso. El Señor nos ofrece precisamente eso, una roca firme en la cual apoyarnos, un escudo que nos guarda de todo mal. No importa cuán fuerte sople el viento o cuán alto sea el desafío, en Su presencia encontramos descanso para nuestras almas y fortaleza para nuestros corazones.
Que hoy podamos decir con convicción: “En Dios está mi salvación y mi gloria; en Él está mi roca fuerte y mi refugio”. Que nuestra confianza esté puesta en Aquel que nunca falla, en el que nos abraza y nos sostiene en cada paso del camino.
Señor, hoy me refugio en Ti. Eres mi roca y mi salvación, mi escudo y fortaleza. Ayúdame a confiar en Tu protección y a descansar en Tu presencia, aun en medio de las dificultades. Gracias por ser mi refugio seguro y mi esperanza eterna. En el nombre de Jesús, amén.