ABRIL 2

LA PALABRA DE DIOS

He aquí que yo hago cosa nueva

ISAÍAS 43: 18-19


18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.


19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

REFLEXIÓN

Cuando el pueblo de Israel escuchó estas palabras a través del profeta Isaías, estaba en medio del exilio en Babilonia. Cargaban con la tristeza del destierro, el peso de sus errores pasados y la nostalgia de lo que un día fue Jerusalén. Pero Dios, en su infinita gracia, les invita a soltar el pasado, incluso los milagros ya vividos, para abrir el corazón a lo nuevo que está por venir. ¡Qué difícil es, a veces, dejar atrás lo conocido, aunque duela! Pero el Señor nos dice: “No te aferres a lo viejo, porque estoy a punto de sorprenderte con algo nuevo.”


En nuestra vida, también acumulamos cargas del pasado: fracasos, pérdidas, sueños rotos, o incluso tiempos buenos que ya no volverán. Nos aferramos a lo que fue, y con ello cerramos la puerta a lo que puede ser. Este pasaje nos recuerda que Dios no está limitado por el ayer. Él sigue siendo el Dios que abre caminos en el desierto y hace brotar ríos en medio de la soledad. Si nos atrevemos a confiar, veremos brotar esperanza donde pensábamos que solo quedaban ruinas.


Quizás te encuentres en un tiempo seco, sin dirección, o marcado por lo que ya no tienes. Pero este mensaje es para ti: Dios está obrando, incluso si no lo ves aún. ¡Lo nuevo está por salir a la luz! No te pierdas el milagro por quedarte mirando hacia atrás. Su gracia no termina con nuestros errores ni con nuestras nostalgias. Él es experto en dar comienzo donde pensábamos que todo había terminado.


Señor amado, gracias porque no me defines por mi pasado, sino por tu propósito eterno. Ayúdame a soltar lo que ya fue, para recibir con esperanza lo nuevo que tienes para mí. Abre mis ojos para ver el camino en medio del desierto y para sentir tus ríos de vida en mi soledad. Confío en que estás obrando, y me abrazo a tu promesa: lo nuevo viene, y es bueno porque viene de Ti. En el nombre de Jesús, amén.