Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado.
JUAN 15:9-10
9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
El amor de Dios es el fundamento de nuestra existencia. Jesús nos recuerda que así como el Padre lo amó, Él también nos ama con ese amor incondicional y eterno. Nos invita a permanecer en Su amor, un refugio seguro en medio de cualquier adversidad. Permanecer en Su amor significa caminar en obediencia, seguir Sus pasos y confiar en Sus promesas, incluso cuando el camino parece incierto. En cada momento, Su amor es nuestra fortaleza y nuestra paz.
Guardar Sus mandamientos es la expresión de ese amor que decimos tenerle. No es un acto de imposición, sino una respuesta natural al amor que hemos recibido primero. Cuando elegimos vivir conforme a Su Palabra, experimentamos esa comunión perfecta que nos conecta con Su corazón y nos permite ver la vida desde Su perspectiva. Es en esa obediencia donde encontramos propósito y dirección.
Jesús permaneció en el amor del Padre, cumpliendo Su voluntad hasta el final. Nos invita a hacer lo mismo, a vivir en esa relación cercana y profunda que transforma nuestra vida. Permanezcamos en Su amor, confiando en que Él es fiel para sostenernos y guiarnos en cada paso. Que hoy nuestro deseo sea reflejar ese amor en todo lo que hagamos, siendo un testimonio vivo de Su gracia y misericordia.
Señor Jesús, gracias por amarme con un amor perfecto y eterno. Ayúdame a permanecer en ese amor, caminando en obediencia y confianza en Ti. Que mi vida refleje Tu amor y sea un testimonio de Tu gracia. Guíame cada día a estar más cerca de Tu corazón y a cumplir Tu voluntad en cada paso que dé. Amén.